La moda tiene que elevar su calidad comunicacional desde que nace.
Una de las primeras decisiones de diseño que se toman al empezar a materializar el concepto de una colección.
Es el decidir si será ropa de mujer o de hombre, hace algunos años se agregó la posibilidad de decidir hacer ropa tanto andrógina como genderless…
La moda ha jugado un rol fundamental en la sociedad, no sólo por su función de abrigo y protección, ya que, si vistiéramos en función a esto, nuestro closet disminuiría tanto en volumen como en ornamento y quizás esta industria no existiría de la forma en que hoy lo hace.
¿Qué es la moda?
A través de la historia de la moda, esta ha sido una herramienta de comunicación no verbal que representa y expresa la identidad, personalidad, los gustos, creencias, e incluso la historia de una persona.
Tomando en cuenta lo anterior podemos agregar a las definiciones de moda, ser artefacto cultural ya que nos arroja información profunda del contexto tanto de la ropa, entiéndase tendencias, contexto político, social, económico, así como de la persona que la porta.
Es innegable el vínculo que existe entre la indumentaria y la persona portadora, si centramos nuestra atención en esta última descubrimos que se encuentra en constante movimiento, cambio y evolución, por ende, la moda también debería.
Para detectar un movimiento es necesario un punto de referencia, en este caso, partimos de los estereotipos de género y su expresión como punto de partida a nuevas concepciones que representen la identidad de manera fluida.
¿Qué impacto tiene la moda en la sociedad?
La moda tiene un impacto social, la forma en que hacemos y vendemos moda, no ha brindado visibilidad y representación fuera de lo binario.
Los estereotipos de género han dictado el sentido de la creación de moda dentro de lo binario, limitando la expresión, no sólo al hacer ropa de hombre o de mujer sino al venderla de esta forma también, ¿Qué hubiera pasado si la indumentaria binaria se estilizara de una forma menos estricta?…
Ahora bien, si nos enfocáramos en que la moda tiene una capacidad de representación y expresión, sólo así, sin carga o connotaciones de género, sería una moda mucho más funcional tanto a nivel colectivo como en su individualidad.
Como mencionaba al inicio, existe moda andrógina y genderless sin embargo, seguir encasillando la expresión limita dicha expresión.
Es necesario tomar decisiones de diseño que orienten y promuevan la visibilidad y la representación de todas las personas, identidades y expresiones.
A la industria de la moda le hace falta indumentaria que escuche y hable, que cuente historias, que proteste, pero también le hace falta elevar su calidad comunicacional a nivel editorial.
Que el estilismo proponga y tenga un discurso, que evolucione y se mueva en torno a la cultura de quienes le consumen y que le interese acercarse a espacios a los que no había llegado antes.
La moda en la actualidad debe expandirse, entender su verdadera esencia, la expresión.
Apropiarse del poder que tiene a partir de sus raíces, entender sus alcances y elevar las conversaciones con el fin de proporcionar espacios de expresión que satisfagan la diversidad humana.
No sólo en cuánto al género sino en cuanto a las necesidades comunicacionales y experimentales que la vida humana exige.