¿Alguna vez te preguntaste para qué sirve el bolsillo pequeño de los pantalones de mezclilla?
Bueno, tenemos que situarnos: hace casi veinte años de la presentación del iPod Nano al mercado. Por si no lo sabes o tu acta de nacimiento es posterior al año dos mil, el iPod Nano era un reproductor musical de la época A.I. (antes del iPhone). Había iPod, que era del tamaño de un celular y cabía en la bolsa del pantalón… y había iPod Nano.
Así que bien: Año 2006.
Todas las miradas atentas al escenario. Steve Jobs está a punto de hacer el anuncio y la cámara apunta directamente al pequeño bolsillo de su pantalón de mezclilla (algo extraño para ser un lanzamiento de una de las empresas de tecnología más importantes del mundo). Normal para ser Steve Jobs.
Antes de hablar guarda silencio y comienza: “¿Algunas vez se han preguntado para qué funciona este pequeño bolsillo? Porque este bolsillo grande es para guardar el iPod, ¿cierto? Bueno… Ahora lo sabemos”.
Acto seguido, saca del pequeño bolsillo el iPod Nano y el auditorio la pierde totalmente; un mar de aplausos.
Vamos a ver lo siguiente: casi cualquier vendedor hubiera subido al escenario y dicho algo parecido a “¡El mismo iPod, pero más pequeño!”. Esto en el mejor de los casos, porque otros tantos hubieran abierto un Power Point y hubieran platicado todo el esfuerzo que les costó hacerlo pequeño, las horas sin dormir, las veces que pensaron en rendirse… un poema a su sacrificio.
Y los menos aventureros (por no llamarles aburridos) se hubieran limitado a hacer una lista de las características, capacidad, especificaciones y dimensiones del bla, bla, bla…
¿Qué es lo que hace la diferencia? ¿Qué es lo que hace que una persona viva la emoción del producto en vez de simplemente informarse de su existencia?
La historia que se cuenta.
Si tú logras hacer sentir a las personas la facilidad de sacar su propio iPod Nano del bolsillo y hacerlos emocionarse al respecto, tienes la mitad de la venta hecha. Si además de eso, logras hacer que las personas cuenten a los demás la historia que tú les contaste a ellos… comienzan los fuegos artificiales.
Si llegaste hasta aquí seguro que ya vas viendo hacia dónde vamos.
Lo-que-viene-siendo el Storytelling.
O mejor dicho: la importancia de contar historias para vender.
Vender una idea, vender un lanzamiento, vender un producto, vender un servicio, vender lo-que-sea.
Si eres capaz de contar una historia que transmita el beneficio de lo que vendes, vas a tener más posibilidades de permanecer en la mente de tus clientes. Es así de sencillo.
Y esto aplica para ti o para el discurso de ventas que le dijiste a tus vendedores que receten como loros a los clientes potenciales…
Las historias venden.
Las bien contadas, quiero decir.
Así que es simple: entre antes aprendas a contar tu propia historia, antes te surtes de mejores herramientas para comunicar lo que vales… y vender más.
¿Te interesa conocer más sobre este tema? Entonces puedes ver el webinar “Storytelling para marcas auténticas” de Toro Patrón aquí: